Contexto
Escepticismo y fe animal se publicó en 1923, entre las dos guerras mundiales. El autor George Santayana (1863-1952), cuyo verdadero nombre era Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, nació en Madrid y residió en Estados Unidos, donde publicó toda su obra en inglés.
A principios del siglo XX, el pragmatismo afloró en la filosofía estadounidense, con figuras como William James y John Dewey, quienes resaltaban las consecuencias prácticas y la utilidad de las creencias. Santayana, aunque influenciado por el pragmatismo, se desvió de él al centrarse en los aspectos no racionales de la creencia.
Santayana y James tenían enfoques filosóficos básicos diferentes. Santayana adoptó una fenomenología intuitiva como base, mientras que la filosofía de James era positivista y existencialista.
Sus puntos de vista opuestos se aprecian con mayor claridad en la idea de la trascendencia. Santayana desarrolló una visión poshegeliana de la historia de la filosofía, que permite sintetizar diferentes momentos en una única perspectiva filosófica. Sin embargo, a diferencia de Hegel, quien creía que existía una única síntesis histórica para cada era filosófica, Santayana argumenta que su síntesis expresa su propia filosofía vital y que no era la única síntesis posible para ningún período histórico.
Sobre esta base, Santayana desarrolló una visión de la trascendencia radicalmente opuesta a la de James, quien constantemente expresó un desprecio total por la historia intelectual. Esto se aprecia con mayor claridad en su radical desarrollo de la filosofía popular estadounidense, que le permitió enfatizar la voluntad en la acción refleja y minimizar el papel de la teoría.
El comienzo del siglo XX se caracterizó por un fuerte énfasis en el empirismo y el naturalismo, que buscaban fundamentar el conocimiento en los fenómenos observables y el mundo natural. Siguiendo estas influencias, la obra de Santayana abogó por una filosofía que reconociera las raíces biológicas e instintivas del pensamiento humano.
Las inclinaciones empíricas de Santayana le llevaron a afirmar que el conocimiento surge de la experiencia sensorial. Creía que nuestra comprensión del mundo se basa en lo que podemos observar y experimentar directamente: el conocimiento se deriva principalmente de la experiencia sensorial. Criticó los enfoques racionalistas que priorizan la razón y las ideas innatas sobre la evidencia empírica. Argumentó que el razonamiento abstracto sin fundamento empírico puede conducir a ideas erróneas sobre la realidad. Sin embargo, también reconoció la importancia de la imaginación en la configuración de la experiencia humana. Creía que la imaginación desempeñaba un papel crucial en la interpretación de los datos sensoriales y la construcción de significado.
El autor también se vio influenciado por las ideas naturalistas, que proponen que todo puede comprenderse en función de los procesos y leyes naturales. Rechazó las explicaciones sobrenaturales e insistió en que los seres humanos forman parte del mundo natural, sujetos a sus leyes e influencias. Argumentó que las experiencias, emociones y valores humanos tienen sus raíces en el mundo natural y exploró cómo los contextos culturales e históricos moldean la comprensión y el comportamiento humanos, sugiriendo que la filosofía debe fundamentarse en las realidades de la vida humana.
Santayana también integró el naturalismo en su teoría estética. Creía que la belleza y el arte son producto de procesos naturales y experiencias humanas, más que ideales trascendentes.
A principios del siglo XX también se produjo un intenso debate entre el escepticismo y el racionalismo. Los filósofos lidiaban con las implicaciones del escepticismo para el conocimiento y la creencia, especialmente a raíz de los avances científicos modernos que desafiaron las perspectivas metafísicas tradicionales. La exploración del escepticismo por parte de Santayana refleja esta indagación filosófica más amplia.
Las secuelas de la Primera Guerra Mundial tuvieron un profundo impacto en el pensamiento europeo y estadounidense, que se tradujo en el movimiento modernista. La guerra provocó una desilusión con la racionalidad y el progreso, impulsando a muchos pensadores a cuestionar los fundamentos de la filosofía y la cultura occidentales. El énfasis de Santayana en el instinto y la fe puede interpretarse como una respuesta a este clima cultural, destacando las limitaciones de los enfoques puramente racionales. Los avances en psicología, en particular la obra de figuras como Sigmund Freud, también fueron influyentes. La exploración de los impulsos inconscientes e instintivos resonó con las ideas de Santayana sobre la fe animal y los aspectos no racionales de la creencia humana.
Santayana formó parte de un movimiento literario y filosófico más amplio que incluía a escritores y pensadores que exploraban temas como el existencialismo, la naturaleza humana y la búsqueda de sentido en un mundo en constante cambio. Su obra refleja un estilo literario que combina el rigor filosófico con la sensibilidad poética.
Resumen
En Escepticismo y fe animal (1923), Santayana explora la relación entre el escepticismo y la creencia en el contexto de la experiencia humana y la naturaleza del conocimiento. En su prefacio, expone su enfoque práctico de la filosofía:
"Creo que el sentido común, aplicado con rigor, es técnicamente más sólido que las escuelas filosóficas especializadas, cada una de las cuales pasa por alto la mitad de los hechos y las dificultades en su afán por encontrar en algún detalle la clave del todo".
Santayana analiza la naturaleza del escepticismo, que cuestiona la validez del conocimiento y la certeza de las creencias. Reconoce que, si bien el escepticismo puede generar duda e incertidumbre, también es un componente necesario de la indagación filosófica.
El escepticismo de Santayana adoptó la antigua tradición griega de Pirrón, que nos llega a través de su seguidor, el médico romano Sexto Empírico, en su Pro Dogmatikous (siglo II d.C.). Allí Sexto, como resultado de su enfoque médico empírico, expresó dudas sobre la posibilidad de alcanzar el conocimiento absoluto. Santayana también argumentó que la comprensión humana es limitada y está condicionada por contextos biológicos y culturales.
Santayana analiza el concepto de fe animal. Este se refiere a las creencias y percepciones instintivas que guían tanto a humanos como a animales. Plantea que estas creencias no son necesariamente racionales ni reflexivas, sino que también tienen sus raíces en nuestra naturaleza biológica y nuestras experiencias. El término "fe animal" se refiere a las creencias instintivas e irracionales que poseen los humanos y los animales. Santayana argumentó que estas creencias son fundamentales para nuestra existencia y experiencia. No se basan en una justificación racional, sino que están arraigadas en nuestra naturaleza biológica y psicológica. La noción de fe animal de Santayana sugiere que tanto los humanos como los animales operan a un nivel de creencia instintiva que no requiere razonamiento consciente.
Las ideas del autor sobre la fe animal le llevaron a cuestionar la idea de que todas las creencias deben justificarse racionalmente. En su crítica del racionalismo puro, argumentó que esta perspectiva ignora el papel esencial de las creencias no racionales en la vida humana. Sostuvo que gran parte de nuestro conocimiento se deriva de nuestros instintos y del mundo natural, lo cual no siempre encaja perfectamente con el pensamiento racional.
En este sentido, su escepticismo se extendió a la lógica y al racionalismo, adoptando una comprensión pragmática del conocimiento, según la cual los instintos y las experiencias sensoriales desempeñaban un papel crucial en la formación de las creencias. Afirmó que las creencias debían evaluarse en función de sus consecuencias prácticas y su capacidad para ayudarnos a desenvolvernos en el mundo, y no únicamente por su justificación lógica.
Santayana insistió en la importancia de las creencias instintivas para guiar el comportamiento y la comprensión humanos. Sugirió que, si bien el pensamiento racional es valioso, a menudo no puede reemplazar las creencias fundamentales que surgen de nuestros instintos. Con el concepto de " instinto de fe animal ", se refería a una tendencia innata, a menudo subconsciente, a confiar y creer en ciertas cosas sin necesidad de pruebas exhaustivas. Este instinto se observa tanto en humanos como en animales, donde los comportamientos se basan en respuestas instintivas más que en un análisis racional.
Señaló que la toma de decisiones humanas a menudo se basa en corazonadas o instintos. Tanto los animales como los humanos también pueden basarse en experiencias pasadas para fundamentar su información instintiva y guiar sus creencias y acciones. Subraya la importancia del instinto como mecanismo de supervivencia, ya que permite una rápida toma de decisiones en entornos inciertos.
La interacción entre el escepticismo y el instinto de fe animal puede conducir a un enfoque equilibrado para comprender el mundo. Mientras que el escepticismo fomenta la investigación exhaustiva y el pensamiento crítico, el instinto de fe animal permite respuestas rápidas e instintivas que pueden ser beneficiosas en ciertas situaciones. En muchos casos, las personas pueden oscilar entre estos dos enfoques, recurriendo al escepticismo en situaciones complejas que requieren una reflexión cuidadosa, mientras que confían en sus instintos en situaciones más sencillas o urgentes. Comprender ambos puede mejorar la toma de decisiones y fomentar una visión más matizada del conocimiento y las creencias.
Temas
Razonamiento y comportamiento
Escepticismo y fe animal marca un punto de inflexión en la filosofía de Santayana, que condujo al desarrollo de su naturalismo absoluto y a un cambio decisivo en la investigación filosófica que se adelantó un siglo a su tiempo. Gran parte de lo que Santayana explica en este libro es ahora fundamental para las investigaciones en las ciencias sociales y biológicas que buscan comprender el comportamiento humano.
Antes de Santayana, los filósofos solían pensar que los humanos se distinguían de los demás animales por su razonamiento y su capacidad de actuar, basándose en la reflexión sobre las dificultades y la decisión de proceder de la manera más beneficiosa. Este enfoque fue ampliamente aceptado desde Platón hasta el pragmatismo estadounidense. Sin embargo, la orientación de Santayana es radicalmente diferente, centrándose en la fe animal y no en la razón humana. Es un naturalista no reduccionista.
Para sorpresa de sus contemporáneos, Santayana ya no consideraba a los humanos únicos entre los demás animales, ni quizás más complejos en sus interacciones con el entorno. La conciencia mental o espíritu es un reflejo, una consecuencia de la acción y respuesta de los animales en un entorno físico. Sugiere una analogía con el sonido de la música producida por una orquesta. La conciencia o espíritu no es causal. En su mayor parte, es momentánea, y dura solo mientras es generada por nuestro ser físico, lo que él llama psique. Por lo tanto, en lugar de ser un filósofo que reconoce la razón y la mente como causas únicas de la acción humana, señala que nuestras acciones, como las de todos los animales, son causadas por la interacción física de nuestra psique con su entorno. Este cambio abandona la filosofía como disciplina centrada en la razón como base de la acción. Podría pensarse que esto disminuye el valor de la conciencia, pero no para Santayana. El espíritu debe ser celebrado y apreciado. De hecho, un objetivo principal de la vida humana es cultivar una vida espiritual.
El enfoque naturalista de Santayana también conduce a una comprensión distinta de las culturas humanas, su valor y las estructuras políticas implicadas en diversas organizaciones humanas. No existe una jerarquía de lo mejor o lo superior, solo la realidad de las sociedades humanas que sirven a sus constituyentes de diferentes maneras, de forma similar a como describiríamos las estructuras sociales de otros animales. Si el objetivo es brindar la mayor variedad de oportunidades al mayor número de personas, se puede encontrar evidencia de que algunas sociedades permiten que más personas vivan bien, pero ninguna estructura política por sí sola es probable que lo logre en todos los entornos humanos. Aun así, Santayana explora los valores naturales de la caridad y la justicia como fundamentales para que las sociedades humanas permitan el desarrollo individual.
Epifenomenalismo
Las explicaciones de sentido común sostienen que la conducta humana tiene su causa en la conciencia. Sin embargo, el epifenomenalismo, una teoría clásica de la filosofía de la mente, niega esto. George Santayana consideraba la voluntad consciente solo un síntoma: la expresión de la actividad subyacente del cerebro. La conciencia es un fenómeno que surge de la acción cerebral y se sitúa por encima de ella: un epifenómeno. La conciencia es causada por los cambios que efectúa el cerebro, pero no es en sí misma la causa de estos.
“La voluntad consciente es un síntoma, no una causa; sus raíces… son invisibles para ella… materiales”.
Santayana desarrolló una forma de realismo crítico, en contraste tanto con el realismo ingenuo, que sostiene que un objeto físico percibido está en contacto directo con nuestra conciencia, como con el realismo indirecto, que sostiene que inferimos la existencia de objetos físicos a partir de la presencia de ciertas impresiones sensoriales. El realismo crítico sugería que lo que está directamente presente en la conciencia es la esencia de un objeto conocido. La presencia real del objeto es una experiencia física a la que reacciona el cuerpo físico, más que una experiencia de la mente; sin embargo, evaluar su naturaleza es un acto del intelecto.
Santayana creía que el conocimiento absoluto y cierto de algo era imposible, sino que los humanos debían adoptar un sistema práctico de creencias basado en la experiencia y adquirido de forma fiable. La verdad existía como una realidad objetiva, muy superior a cualquier conocimiento posible, y los seres humanos solo podían captarla como fragmentos, en su mayoría simbólicos. El autor deploraba cualquier sugerencia de que el mundo, la realidad o la verdad fueran de algún modo una construcción humana. Consideraba el egoísmo egocéntrico una falla del pragmatismo y el idealismo modernos, así como una glorificación irrealista del poder humano. Se consideraba naturalista, convencido de que el hombre dependía de un cosmos mayor, no humano, y valoraba mucho los escritos de Spinoza, sin adherirse a su racionalismo ni panteísmo. Aunque ateo, se describía a sí mismo como un «católico estético» y pasó la última década de su vida en un convento católico romano, atendido por monjas. Su apreciación de la imaginación creativa humana en todos los aspectos de la vida, pero particularmente en el arte, la filosofía, la religión, la literatura y la ciencia, fue una de las principales contribuciones de Santayana al pensamiento estadounidense.
Materialismo
La filosofía de Santayana es materialista y busca explicaciones naturales cuando es necesario. Sin embargo, nada de esto implica descuidar el arte, la religión ni la vida espiritual. No hay en su pensamiento ningún intento de reducir la conciencia ni los valores a los antecedentes materiales desde los que proceden. Consecuente con su materialismo es su creencia en la verdad objetiva y en una realidad independiente del pensamiento o el deseo humanos. Su defensa de la realidad independiente se refleja en su continua crítica a la tradición idealista kantiana y alemana, incluyendo a Georg Hegel.
Santayana considera la materia como la realidad fundamental del universo y la mente como un producto de ella. Los eventos mentales siempre se fundamentan en los materiales. Distingue su materialismo del que considera la materia como la única realidad. La mente, insiste, es un hecho tan real como la materia, pero, a su vez, depende completamente de esta última:
"Que la materia sea capaz de suscitar sentimientos y pensamientos se desprende necesariamente del principio de que la materia es la única sustancia, poder o agencia del universo: y esto, no que la materia sea la única realidad, es el primer principio del materialismo".
Por lo tanto, la materia, si bien no es la única realidad, es la única entidad que causa que las cosas sucedan. Esta perspectiva sitúa a la mente en un papel esencialmente pasivo. Los fenómenos mentales son siempre efectos, nunca causas. La mente es un subproducto de los procesos físicos del cerebro.
Como materialista, Santayana se ve a sí mismo como parte de una amplia tradición que incluye a Demócrito, Lucrecio, Spinoza y Darwin.
Idealismo y materialismo
En su libro "Carácter y opinión en Estados Unidos", Santayana ofrece una crítica exhaustiva del pensamiento y la civilización estadounidenses, reflejando la perspectiva objetiva que le confirió su característica objetividad y fuerza. El tema central de Santayana es el conflicto entre el materialismo y el idealismo en la vida estadounidense. En su opinión, existe un dualismo en la mentalidad estadounidense: una parte, que aborda la religión, la literatura, la filosofía y la moral, tendía a aferrarse a las antiguas doctrinas heredadas, a la tradición refinada, y no lograba seguir el ritmo de la otra, la parte práctica, y sus nuevos desarrollos en la industria, la invención y la organización social.
El autor rastrea la mentalidad original hasta el calvinismo y su sentido del pecado, una actitud incompatible con una nueva civilización y el predominio de los intereses prácticos. Como consecuencia de separar la filosofía de la vida cotidiana, su estudio solo servía a intereses religiosos y morales, desligados de la libre búsqueda de la verdad. El núcleo del libro es el análisis que Santayana hace del influyente pensamiento de William James y Josiah Royce, quienes, para él, ejemplificaban el dilema del pensamiento estadounidense. La subordinación del pensamiento a las formas y costumbres sociales subyace a la aguda crítica de Santayana a la filosofía académica en Harvard, donde estudió y enseñó. Le perturbaba la idea misma de la filosofía como disciplina académica. La filosofía, según él, debía ser una creación individual y original, "algo oscuro, peligroso, inexplorado e inmaduro para ser enseñado".
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