El Quijote por Cervantes

Contexto

Cuando el cristianismo se apoderó de España en 1492 con la conquista de Granada, los caballeros ya no eran guerreros, sino que se habían convertido en gobernadores territoriales. Estos gobernantes afirmaron su control alardeando de su herencia heráldica y sus servicios a la corona. El enamoramiento por el pasado heroico reemplazó a la cruda realidad contemporánea en la Península, aunque el Nuevo Mundo se convirtió en el siguiente objetivo.

Cervantes toma prestadas nociones de la filosofía renacentista contemporánea para distinguir lo que es verdad para el Quijote y para el resto de los personajes. El filósofo renacentista Montaigne, cuyos Essais aparecieron en 1580, es testigo del florecimiento de la subjetividad que se observa en el caballero de Cervantes. Los textos de Montaigne fueron traducidos al inglés y conocidos por Shakespeare, quien citó un pasaje de ellos en La Tempestad Acto II, Escena I. Fueron traducidos al español, probablemente a petición de Quevedo, contemporáneo de Cervantes, quien se refiere a ellos. No se imprimieron en España debido al Índice de la Inquisición.

Montaigne también revivió la antigua tradición escéptica griega que resumió en su lema personal:  "¿Que sais-je?" (¿Que sé yo?). El autor buscaba un proceso de pensamiento alternativo al dogmático de la Edad Media. Resumió su método de investigación en la cita:

"Hay más trabajo en interpretar interpretaciones que en interpretar cosas... ".

Don Quijote encuentra la verdad en su experiencia interior subjetiva; otros personajes la encuentran en la verdad comunitaria de la realidad externa. Tanto Cervantes como Montaigne invitaban a los lectores a ver la introspección y el individualismo como forma alternativa de vida y el conflicto entre racionalidad y creencia como factor de modernidad. La intriga del libro de Cervantes es precisamente la ambigüedad entre ficción y realidad. Su interés duradero radica en su interpretación de lo que es verdadero.

Narración

Narrativa

En el Prólogo del Libro 1 Cervantes le confiesa a un amigo que su libro no tiene suficientes referencias para ser tomado en serio. Su amigo responde con una larga lista de citas y dice que el autor solo las menciona y el amigo proporcionará las anotaciones. Con el prefacio del autor citando sonetos y cartas de personajes ilustres Cervantes imita las novelas de caballerías y sugiere a sus lectores que interpreten su libro como una parodia.

Cervantes escribió en su Quijote sobre las heroicidades imaginarias de las novelas románticas que se presentaban como realidades. Los libros que contenían leyendas de caballería pretendían ser históricos y disfrazaban su ficción con el mayor realismo posible.

Don Quijote recuerda la tradición caballeresca y se anticipa a la novela moderna. Los romances de caballería contaban historias de heroicos caballeros con sus aventuras para ganar a las princesas que amaban. Cervantes imita esta tradición y la exagera a través de la sátira. Muestra cuán distorsionada es su realidad al exagerar las acciones del protagonista. Por otro lado, la narrativa apunta hacia la novela moderna a través de sus subtramas, estilos y comentarios propios. Sin embargo, debido a su tema elegido, sigue siendo poco realista y la ficción realista será la marca de la nueva forma de arte de la novela.

Trama

Don Quijote se publicó en dos volúmenes en 1605 y 1616.

Libro 1 

Alonso Quixano vive en un pueblo de La Mancha. Respeta a las clases dominantes que cree que son sus superiores, pero es compasivo con sus compañeros e inferiores. No ambiciona riquezas y acepta su propia noble pobreza. Ama sus libros y a través de ellos se va obsesionando poco a poco con los relatos caballerescos. Vende su tierra para comprar cada vez más libros de caballería que lee de manera adictiva. 

Finalmente decide convertirse en un caballero como él de sus libros y se dispone a representar su mundo de ensueño. Elige a Dulcinea, una campesina, como su dama. Su primera aventura es enfrentarse a unos vendedores ambulantes que no reconocen la belleza de Dulcinea, pero acaba apaleado. Algunos conocidos hacen una hoguera con todos sus libros para persuadirle de que detenga su nueva búsqueda.

La segunda aventura dura 3 semanas. Sancho acompaña a Quijote. Se compone de una serie de comedias de errores como confundir molinos de viento con gigantes y una posada con un castillo o acostarse con una criada que se confunde de habitación. Más incidentes ocurren con el posadero, los lugareños y una procesión religiosa.

Mezclados con las aventuras hay narraciones y relatos morales siguiendo la tradición costumbrista. Dos largos discursos también forman parte del Libro 1: uno es un mito de la edad de oro contado a un grupo de cabreros; el otro es un debate sobre la superioridad de las letras a las armas.

Libro 2

En este cuento de irrealidades, la realidad interrumpe repentinamente al autor mientras escribe el capítulo 59. Se entera de que otro escritor, Avellaneda, ha publicado una versión pirata del Libro 2 que contiene nuevas aventuras de Don Quijote. Cervantes incorpora este episodio al segundo volumen al hacer que Sancho y el caballero se enteren de la otra versión. Van directo a Barcelona y secuestran a un personaje de la narrativa pirata. Este episodio coincide con el mensaje básico del libro: la ficción informa la realidad.

Este segundo volumen presenta a otro personaje, Carrasco, que intenta devolver a Don Quijote a la realidad. Cuando viajan a Tobosa para visitar a Dulcinea conocen a 3 campesinas. Se intenta engañar a Quijote para que acepte a una como Dulcinea. Sin embargo, el caballero se niega a dejarse engañar, diciendo que unos encantadores han convertido a Dulcinea en una fea campesina. Entonces Don Quijote gana una batalla contra un caballero que de hecho es Carrasco disfrazado. Animado por esto, el héroe quiere entablar batalla con un león.

Un duque y una duquesa le juegan unas malas pasadas a Quijote y Sancho hiriéndoles a los dos. Sancho es nombrado gobernador de una isla en otra burla, pero muestra lealtad a su caballero al abandonar su gobernación para quedarse con Quijote.

Carrasco se disfraza de El Caballero de la Blanca Luna y desafía a Quijote a luchar con la condición de que si pierde abandone por completo la vida de caballero andante. Carrasco gana y Quijote debe renunciar a su sueño.

Después de más bromas pesadas por parte del duque y de la duquesa, la pareja regresa a La Mancha. Al llegar Quijote duerme un largo rato y al despertar reconoce que es Alonso Quijano. Después de renunciar a la vida de hidalgo, muere.

Estructura

Don Quijote se estructura en tres partes: 

El primer tramo corresponde a la primera expedición del caballero. Esta es una parodia de un cuento de romance. El narrador es Cervantes utilizando un estilo de narrativo directo.

La segunda parte es lo que queda del Libro 1 y se presenta como historia con informes diarios sobre los acontecimientos. Aquí Cervantes actúa como presentador de un supuesto manuscrito de Cide Hamete Benengeli. Enmarca la pretendida narrativa de Benengeli interrumpiéndola para comentar las discrepancias en el guion  'original', lo que subraya la pretensión de que la historia es realista. Cervantes da un paso atrás en su propia ficción para reflexionar sobre la misma ficción. El compositor se ha convertido en editor.

La tercera parte es el Libro 2, que está escrito como una novela e incluye temas y desarrollo de personajes. Aquí Cervantes se inserta como un personaje de la novela. Los figuras, que se enteran de la versión pirateada sobre ellos, intentan cambiar las siguientes ediciones. Así es difícil distinguir tramas originales y piratas: la realidad se convierte en ficción. La cuestión es tan complicada que los lectores se ven obligados a confiar en Cervantes y se ven de esta forma llevados a experimentar el problema de la cordura de su protagonista. ¿Qué es ficticio y qué no? También se ven obligados a reflexionar sobre la idea misma de la narración y su relación con la realidad, igual que Don Quijote se ve forzado a cuestionar su afición caballeresca al final de la novela. El Quijote aparece de este modo como un mundo espejo que refleja la mezcla de realidad y ficción. Es un Metaverso del siglo XVII.

Narrador

En las primeras novelas escritas en inglés, como Moll Flanders de Defoe, el narrador establece un punto de vista que puede ser en primera persona u omnisciente. Luego inventa sus personajes y eventos para que se adapten a su propósito tratando de ser lo más verosímil posible para que el lector crea la historia. Cervantes optó por acercarse a este pretendido realismo inventando un manuscrito y su autor moro como realidades históricas y para mantener la apariencia de historicismo documenta las aventuras de Don Quijote. Escribe la traducción ficticia en la segunda parte del Libro 1 como si fuera un diario. 

En la primera sección del libro, el protagonista es narrado como un lector que ha sido poseído por las ficciones románticas que ha leído. Sin embargo, en la segunda sección Cervantes da un paso atrás en su personaje, ahora convertido en actor de su propia creación ficticia. La trama ahora se convierte en una 'historia' con el autor siguiendo las travesuras de sus personajes principales. Ellos han adquirido una vida ficticia propia, dictada, no por Cervantes, sino por el manuscrito que encontró. Cervantes es ahora un investigador que intenta comprender sus propias creaciones. 

En el Libro 2 el autor se transforma en un personaje. La ficción se ha apoderado del pretendido realismo histórico de la novela. Con la introducción del tema de la versión pirata, la realidad se incorpora a la ficción. 

Esta fusión de realidad y ficción se manifiesta no sólo en la percepción del Quijote y en la pretensión de verdad histórica del autor, sino también en la mente del lector. Nos preguntamos por qué el caballero no puede darse cuenta de que está viviendo una vida paralela o el por qué de la pretensión del falso manuscrito. Estas dudas llevan a reflexionar sobre nuestra propia aceptación de la ficción. Cuestionamos nuestra propia 'suspensión voluntaria de incredulidad', necesaria para disfrutar de cualquier ficción, y esto nos permite una mayor autoconciencia. Los lectores hemos seguido el mismo camino que Don Quijote y Cervantes: nos hemos convertido en narradores.

Caracterización

Los personajes de ambos libros están en el centro de la historia. Es su experiencia la que está bajo escrutinio y todos los demás efectos literarios están subordinados a sus perspectivas.

La experiencia aporta autoconciencia a los personajes. Un ejemplo es Dorotea. Parece un cuadro pastoril cuando se la ve con los pies en el arroyo. Sin embargo, cuando describe cómo Fernando trajo el caos a su vida, se convierte en un personaje que piensa y siente. A través de la experiencia puede interpretar el papel de la princesa Micomicona. Por el contrario don Diego de Miranda, el cura y la sobrina Antonia Quixana siguen siendo figuras estáticas porque sus vivencias son rutinarias.

Las aventuras son ciertamente cómicas, pero también son un campo de pruebas para los personajes. Los resultados ofrecen información sobre su verdadera naturaleza. La virtuosa Camilla, cuando se la ponen a prueba, demuestra ser una adúltera experta. Sancho también nos pone a prueba en varias ocasiones y se mantiene fiel a su caballero. Los episodios del duque y la duquesa son una serie de pruebas de los valores caballerescos de Quijote. Su última evaluación llega cuando Carrasco le pone una espada en la garganta y Quijote prefiere morir antes que negar la perfección de Dulcinea.

El clima es usado por el autor para hacer revelaciones sobre los personajes. Las aventuras del yelmo de Mambrino se derivan de una ráfaga de lluvia que le obliga a ponerse una palangana en la cabeza para protegerse. El abrasador sol de julio de Castilla subraya la locura de iniciar entonces una vida caballeresca.

La topografía también se suma a las acciones de los personajes. La yerma Sierra Morena sirve de escenario propicio para la penitencia del Quijote, las reuniones de Cardenio, el cuento de Dorotea y como refugio de la policía.

El desarrollo del personaje también se impulsa a través de temas recurrentes. Sánchez a menudo insiste en que su cobertura es deplorable; Quijote está obsesionado por la desilusión de Dulcinea; Altisidora corteja constantemente al caballero; la isla soñada de Sancho finalmente es suya; la vida pastoril también aparece y desaparece a lo largo de la novela.

Las descripciones sucintas de las aventuras mantienen la atención del lector pero describen los eventos en un estilo épico. La famosa escena del molino de viento se cuenta en menos de 50 líneas:

"Te digo que son gigantes y estoy resuelto a entablar un terrible combate desigual contra todos ellos". Dicho esto, espoleó a Rosinante... Al mismo tiempo que se levantaba el viento, las grandes velas comenzaban a girar... Bien tapado con su escudo, con la lanza en reposo, se abalanzó sobre el primer molino que se levantaba en su camino, dando una estocada al ala que giraba a tal velocidad que su lanza se partió en pedazos y ambos, caballo y jinete, fueron rodando por el llano, muy maltratados en verdad."

Cervantes sitúa la autoconciencia de los personajes en el centro de la narración. Es a través de la lectura de novelas caballerescas que don Quijote emprende sus aventuras. Sancho aparece como el contraste pragmático del idealismo de Quijote y permite al lector ver sus travesuras desde el exterior. En la parte 'histórica' es el propio Cervantes quien ha tomado conciencia de que sus personajes han cobrado vida propia. Su creador se convierte en su biógrafo. 

En el Libro 2 Cervantes desaparece en la novela como personaje dejando al lector reflexionar sobre quién está a cargo del relato. Se lleva a los lectores a reconocer que la ficción que están experimentando es una producción de su imaginación en contacto con la narrativa: perciben que también son narradores. Los personajes cambian su autoconciencia por el impacto de sus experiencias; Cervantes toma conciencia de los límites de su autoría; también los lectores van comprendiendo su papel como creadores en la narración. Todos somos personajes hilando un cuento. Como escribió un contemporáneo de Cervantes:

"Todo el mundo es un escenario, Y todos los hombres y mujeres meros actores; tienen sus salidas y sus entradas, Y un hombre en su tiempo interpreta muchos papeles..." (Como gustéis de Shakespeare)

Temas

Verdad y falsedad

La percepción distorsionada de la realidad de Quijote radica en su creencia de que las novelas románticas son reales. Las otras personas con las que se encuentra los ven como ficciones. La lucha del protagonista es reivindicar su propia creencia demostrando que las percepciones convencionales necesitan ser refinadas.

En El Quijote Cervantes satiriza la aceptación colectiva de la verdad y la presenta como una alucinación compartida. El barbero percibe su montura y su palangana como algo diferente porque la gente que le rodea los ve de esta forma. Otros personajes con puntos de vista miopes obstinados se incluyen en este envío satírico de la verdad comunitaria.

Don Quijote es la encarnación de la verdad imaginativa que depende de cada uno. Para él las historias de caballerías son verdaderas, no por sí mismas sino porque la gente las cree y así las hace verdaderas. La ficción necesita la fe de la gente para sostenerla. La verdad para el protagonista es una aspiración, el mundo como debe ser.

Sin embargo, el propio Quijote aprende a mirar más allá de la verdad privada y trata de reconciliarla con la verdad colectiva. Encuentra que vivir en su verdad personal es doloroso y, a veces, poco ético. Cuando conoce a un grupo de actores estos le dicen a Sancho que debe mirar más allá de las apariencias para encontrar la verdad, es decir, la verdad colectiva. Finalmente no logra sintetizar ambas verdades y en su lecho de muerte admite que su obsesión caballeresca fue un error:

"Debéis felicitarme, mis buenos señores, porque ya no soy don Quijote de la Mancha sino Alonso Quijano, por quien mi modo de vivir me valió el sobrenombre de "el Bueno". Ahora soy enemigo de Amadís de Galia y toda la infinita horda o su descendencia; ahora me son odiosas todas aquellas profanas historias de caballería andante; ahora reconozco mi locura y el peligro en que estuve puesto al leerlas; ahora, por la misericordia de Dios, habiendo al fin aprendido mi lección, los abomino a todos."

Literatura, realismo e idealismo

En la primera parte del Libro 1, los personajes principales Quijote y Sancho parecen personajes de cartón representando idealismo y realismo. Son espejos de los ideales platónicos y del pragmatismo aristotélico. El primero sostiene que el mundo se puede cambiar a través de las ideas; el segundo sostiene que la materia existe independientemente de la percepción humana. Quijote percibe el mundo como un conjunto de creencias caballerescas: honor, coraje, gallardía...; Sancho ve un mundo lleno de realidades sensoriales.

Cervantes aplica esta distinción filosófica entre visiones externas e internas a la literatura. A través del Quijote el autor se burla de los fracasos del realismo en la novela romántica. Sus propias aventuras son fracasos porque se basan en las irrealidades de los cuentos caballerescos. Sin embargo, también se burlan de personajes como el cura que sólo creen en el realismo literario. En sus conversaciones con el posadero se hace evidente que la percepción privada del sacerdote invade su concepción del realismo en la literatura y que la objetividad es imposible. Cervantes está sugiriendo que el mundo no es ni totalmente externo ni interno, sino una colección de diferentes perspectivas, de hecho diferentes narrativas.

El libro pone en duda tanto el realismo personal como la verdad colectiva y propone que la realidad es mixta. Esto se efectúa literariamente a través de Quijote y Sancho que sobrepasan sus estereotipos a través de un proceso de autoconciencia y se convierten en personajes más complejos. 

Cordura y Locura

La locura de Quijote proviene de su percepción distorsionada de las realidades. Ver gigantes en lugar de molinos de viento es una falsa interpretación de los objetos, así como su obsesión por la caballería es una excentricidad imaginativa. No ve lo que no está allí, sino que percibe lo que está a través de la lente de un caballero. El barbero y el cura que tratan de rectificar las percepciones de Quijote simplemente están en contra de sus excentricidades porque son extrañas. Para ellos su locura es una amenaza a sus propias creencias sobre la realidad.

"Demasiada cordura puede ser locura, y la más loca de todas: ¡ver la vida como es, y no como debería ser!"

La locura quijotesca es una preferencia de la imaginación sobre la percepción porque la primera está cautivada por las leyendas caballerescas. Sin embargo, el caballero tiene la capacidad de aprender de sus aventuras fallidas. Gradualmente adquiere conciencia de sí mismo, pero eso le deja sin su mundo imaginativo coherente y le deja una realidad insulsa.

El propio Cervantes hace balance de su propio mundo imaginario cuando lo atribuye a un autor árabe ficticio. En el Libro 2 da un paso más en su historia al convertirse en un personaje. La historia ha superado al narrador. Los lectores son la pieza final de este rompecabezas ficcional cuando se dan cuenta de que el mundo ficticio del libro se ha apoderado de parte de su imaginación y perciben a Don Quijote como una persona liberada de su creador.

Ficción

Los capítulos que introducen a Ginés de Pasamonte revelan el interés del autor por la ficción. Aparece por primera vez en el capítulo 22 del Libro 1 como un criminal liberado por Quijote. Le dice a su salvador que es escritor. Esto interesa a Quijote como ávido lector y pregunta más sobre la autobiografía:

"-Tan bueno es -respondió Ginés- que un higo por el Lazarillo de Tormes, y todo lo que con él se ha escrito o se escribirá; todo lo que diré de él es que se trata de hechos, y hechos tan nítidos y divertidos que ninguna mentira podría igualarlos".

"¿Y cómo se titula el libro?" preguntó Don Quijote.

"La vida de Ginés de Pasamonte", respondió el sujeto de la misma.

"¿Y está terminado?" preguntó Don Quijote.

"¿Cómo se puede terminar", dijo el otro, "si mi vida aún no se ha terminado?"

Los hechos y las mentiras ficticias, la vida y el relato ficticio de la vida están tan relacionados que la reproducción sólo puede terminar con la muerte. Así es como terminó la vida de caballero ficticia de Don Quijote: en su lecho de muerte.

La referencia de pasada a la novela picaresca Lazarillo de Tormes es un guiño de Cervantes a su propia composición de las aventuras de Don Quijote que se retratan siguiendo la ficción picaresca.

Ginés vuelve a aparecer en el capítulo 26 del Libro 2, esta vez como titiritero. Quijote una vez más se deja llevar por su imaginación y malinterpreta la obra como realidad. Destroza los títeres pero se da cuenta de su error y se disculpa. El espectáculo ficticio de marionetas ha permitido que el héroe se vuelva más consciente de sí mismo y distinga entre la actuación y la realidad. El lector también aprecia que una ilusión ficcional no es la vida, al contrario de lo que proclamaba Ginés en el Libro 1.

Otros personajes actúan como titiriteros en el libro. Altisora ​​pretende demandar a Don Quijote por amor, pero cuando su manipulación fracasa reacciona con venganza. Esto es un comentario sobre quien es de verdad. Dorothea interpreta el papel de la princesa Micomicona pero no es consciente de cuan real es su actuación. Igual que en la ficción, las cosas en la vida tampoco son lo que parecen.

En la cueva de Montesino los sueños son el tema ficcional. La suplantación de identidad comienza de inmediato cuando los protagonistas son conducidos allí por un autor que se parece a Cervantes, ya que escribe parodias de obras clásicas. Sigue una quijotesca historia de sueños encantados que Sancho se niega a creer. La ilusión final llega, oportunamente, al final de la novela cuando Quijote desea que se olviden sus aventuras. El mismo héroe ahora se da cuenta de que la vida es un sueño y solo termina en la realidad de la muerte. De la misma manera, el sueño ficcional del lector termina en el mismo lugar, el final del libro.

Una generación más tarde este antiguo tema platónico de 'la vida como sueño' fue retomado teatralmente por el dramaturgo Calderón de la Barca en La vida es sueño (1635):

"¿Qué es la vida? un frenesí

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es un sueño,

y los sueños son sueños". 

El Quijote es una ficción sobre la ficción. El protagonista vive su propia ficción de caballero imitando sus lecturas de romances. Cervantes inventa un manuscrito ficticio traducido del árabe y en el Libro 2 entra como personaje en el mundo de fantasía que creó. El lector se da cuenta poco a poco de que todas las divertidas aventuras del caballero y las discusiones sobre su mundo ficticio por parte del realista Sancho y otros personajes son en realidad argumentos a favor y en contra de la ficción: ¿qué es preferible, las aventuras desenfrenadamente humorísticas del Quijote o las imaginativas percepciones de los demás? Los lectores se dan cuenta de que todo son percepciones, narraciones, ficciones y eso se aplica a sus propios pensamientos.

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