- Gorgias por Platón

 


Contexto

Después de que Sócrates fuera juzgado y condenado Platón abandonó Atenas disgustado. Viajó por el Mediterráneo y se encontró con el culto de Pitágoras en el sur de la Italia moderna. Conoció a Gorgias, nacido en Sicilia en el 483 a.C., que más tarde se convirtió en uno de los fundadores del sofismo, un movimiento compuesto de maestros itinerantes de retórica. Este fue un movimiento que puso el énfasis filosófico en aplicar la retórica en la vida cívica y política. Los sofistas afirmaban que su método podía enseñar cualquier tesis y su antítesis. También sostuvieron que podrían fortalecer argumentos débiles. Esto resultó muy atractivo para quienes se dedicaban a la política.

La oratoria era popular en Atenas, que tenía escuelas para entrenar a la élite sobre cómo persuadir usando la retórica. Platón expresó una crítica en Gorgias (380 a.C.) sobre el uso de la oratoria para ganar poder político en la incipiente democracia ateniense. El filósofo llamó 'retórica' a las enseñanzas sofistas mientras que ellos las llamaron 'logos'.

Resumen

Gorgias acaba de dar una charla. Sócrates, Polus y un político, Calicles, lo están comentando. Sócrates no estuvo en la conferencia y quiere hablar personalmente con Gorgias.

El objetivo de Sócrates es preguntar a Gorgias sobre su oficio de oratoria y cómo lo practica. Este responde que la retórica se ocupa de lo que es justo e injusto. Cuando Sócrates insiste que explique la diferencia entre impartir conocimientos y persuadir. Gorgias responde que los oradores no enseñan acerca de la justicia, persuaden. En resumen, los oradores no necesitan ser expertos en sus temas, solo tienen que aparentar serlo.

Gorgias afirma que no se debe culpar a los oradores por el mal uso de la retórica por parte de sus estudiantes. Sócrates pregunta si alguien que haya aprendido lo que es justo se convertiría necesariamente en una persona justa. Gorgias responde que eso no es inevitable. Sócrates replics a Gorgias que es contradictorio. Sostiene que si la oratoria se preocupa por lo que es justo, entonces un practicante no usaría sus habilidades injustamente.

Polus interrumpe para decir que Sócrates está siendo grosero al querer aprender sobre el oficio de la oratoria. Sócrates no está de acuerdo con que la retórica se llame arte y razona que es simplemente una capacidad para adular a los oyentes. Piensa que la medicina y la justicia son artes, en cambio que la adulación pretende beneficiar a las personas pero solo les proporciona un placer momentáneo. Por el contrario, un arte busca comprender a sus destinatarios y así ofrecerles beneficios a largo plazo.

Cuando se invita a Polus a responder, argumenta que los retóricos son respetados porque tienen un gran poder en la ciudad, como los tiranos. Sócrates sostiene que los tiranos no hacen lo que quieren, ya que lo que deseamos es lo bueno. Argumenta que hacemos las cosas por un bien mayor, que nuestros comportamientos siempre están motivados por una intención positiva. Polus admite que esto es cierto.

Sócrates aduce entonces que una persona injusta no puede ser feliz si no afronta las consecuencias de su falta. La justicia limpia el alma de la corrupción causada por actos injustos. Esa persona es más feliz que la que evade el castigo justo. (Jenofonte citaba una afirmación similar de Socrates: el sufrimiento causado por la acción libre es más tolerable que el dolor impuesto.) La oratoria, continúa el filosofo, no sirve de nada si no mueve a los injustos a aceptar la disciplina.

Ahora Calicles interviene para acusar a Sócrates de halagar a su audiencia. También argumenta en contra de la concepción de justicia de Sócrates. Las reclamaciones de "injusticia", afirma, son simplemente los débiles que intentan restringir injustamente a los fuertes. Aconseja a Sócrates que deje de filosofar y se involucre en la vida pública, de esa manera aprendería que es natural que el "superior" gobierne sobre el "inferior". Sócrates responde que incluso si esto fuera cierto, es más importante que uno gobierne sus propios apetitos. Calicles está completamente en desacuerdo y responde que 'la buena vida' significa poder hacer lo que te plazca sin restricciones.

Sócrates quiere demostrarle a Calicles que una vida con orden es preferible a una desordenada. Distingue entre lo bueno y lo agradable al explicar que una experiencia agradable no significa que la persona esté actuando bien. Es más importante discriminar entre beneficio y daño: algunos placeres causan daño; algo de dolor es beneficioso. Se necesita arte para distinguir entre los placeres buenos y los malos. En realidad, la discusión trata sobre cómo es mejor vivir: ¿como filósofo o como político?

Calicles y Sócrates están de acuerdo en que algunos halagos retóricos se aplican tanto al alma como al cuerpo y que los oradores tienen como objetivo complacer a su público para promover el interés propio. Sócrates sugiere que en su discurso un buen orador debería considera la naturaleza de un alma bien ordenada, tal como lo hace un médico con el cuerpo.

Sobre el tema de cometer y sufrir injusticias, Calicles afirma que el poder político es la mejor manera de protegerse contra la injusticia. Sugiere utilizar la oratoria para evitar peligros políticos y así mantener su puesto. El argumento contrario de Sócrates es que vivir de acuerdo con la bondad es incluso más importante que preservar la vida. Añade que si la política quiere promover buenos ciudadanos, los políticos deben centrarse no en los halagos, sino en tratar el alma de las personas con lo que es mejor para ellos.

Calicles responde que a Sócrates le iría mal en un juzgado porque la gente no quiere escuchar que las duras palabras del filósofo son beneficiosas. Sócrates está de acuerdo, pero dice que su único temor es enfrentarse al juicio final en Hades con un alma corrupta. El filósofo anima a su interlocutor a hacer lo mismo.

Al final, Sócrates resume sus argumentos. Insiste en que se sabe que cometer una injusticia es peor que sufrirla, que ser bueno es más importante que parecer bueno, que la adulación es mala y la disciplina es buena, que la oratoria debe servir para apoyar la justicia. La felicidad en esta vida y en la otra vida se encuentra en el camino de la filosofía, no en el poder y la retórica.

Comentario

El libro está estructurado según el método del diálogo socrático: pregunta, respuesta y contra repuesta. Aquí Platón sitúa a Sócrates como interlocutor de tres sofistas: Gorgias, Polus y Calicles.

La definición de retórica es: "El arte o estudio de usar el lenguaje de manera efectiva y persuasiva". Sin embargo, Gorgias no fue muy persuasivo al hablar de su tema. Responde con oraciones cortas y recibe argumentos en contra más convincentes de Sócrates. Gorgias sostiene que la retórica es un arte del discurso, pero las otras artes que dependen de las palabras no son retórica. La contra pregunta es ¿dónde radica la diferencia?

El estudiante de oratoria, Polus, responde con un discurso que no persuade a Sócrates. Polus equivale retórica a poder que él cree que es bueno, pero Sócrates sostiene que los retóricos no tienen poder. Como dice el filósofo: "A Polus le han enseñado a hacer grandes discursos." La implicación es que sabe discurrir pero no ha aprendido a persuadir.

En su diálogo, Calicles no utiliza preguntas ni lógica para respaldar sus puntos de vista. Aunque tiene argumentos válidos tiende a afirmar y citar a otros para probar sus ideas. Intenta socavar el método filosófico en sí y su enfoque en las palabras. Sin embargo, se vuelve personal cuando ataca a 'cualquier adulto' que sigue interesado en filosofar, como Sócrates. Esto implica que la filosofía es un tema de personas inmaduras. Esta referencia ad hominem lo descalifica como conversador socrático. 

Platón rechaza la idea de la retórica como arte, por lo que utiliza el método socrático del diálogo abierto para demostrar a los sofistas que la retórica es una experiencia, no un arte. Combina con elegancia el fondo y la forma. Sócrates utiliza los discursos como una manera de extender sus ideas en lugar de hacer afirmaciones directas. No usa la retórica para convencer a sus interlocutores sofistas, pero aún es capaz de persuadir a dos de los tres.

Temas

Sofismo

Platón veía el sofismo como una retórica falsa porque su objetivo era instalar una creencia, no transmitir conocimiento. Era un peligro para el sistema democrático porque los oradores podían persuadir a los atenienses de creer en cualquier cosa.

Funcionaba halagando a la audiencia para que pasasen por alto tonterías ilógicas, pruebas anecdóticas y premisas controvertidas. El objetivo de Platón al escribir Gorgias era demostrar que la retórica es una manipulación eficaz de las masas, pero no las instruye.

El efecto duradero del libro de Platón es que la apariencia es superficial, en cambio la filosofía puede llegar al fondo de las cosas. A través del neoplatonismo el cristianismo prolongó esta distinción: el alma como esencia frente a los placeres del mundo. De manera similar, Kant también contrastó su idealismo abstracto con el empirismo práctico de Locke y Hume. Estas distinciones forman parte de la visión filosófica occidental que se divide en física o metafísica, platonica o aristotélica verticalidad o horizontalidad.

Arte

Para Platón, el verdadero arte o artesanía es una habilidad cuyo objetivo ofrece algún tipo de bien para el artista y para los destinatarios del arte. El ejemplo que se da es la medicina cuyo arte mejora la salud de los pacientes y también las habilidades del médico. Sócrates distingue entre sensaciones agradables, sentirse bien y sentirse realmente bien. La retórica sólo crea una agradable sensación de bondad en los oyentes a través de la adulación. No hace ningún bien, que es la base de una vida virtuosa. El filósofo afirma que sus conciudadanos se han visto inducidos a confundir el placer con la virtud. Esto significa que han adoptado visiones erróneas sobre política, justicia y poder y en las cuáles equiparan lo agradable con lo bueno. Denunciar la confusión del arte con la adulación es uno de los métodos de Platón para definir cómo llevar una vida virtuosa.

Poder

Tanto Polus como Calicles definen el poder como gobernar a los demás y obtener lo que quieres. Sócrates sostiene que los que están en el poder, incluso los tiranos, a menudo deben actuar en beneficio de la ciudad en contra de sus propios intereses. El poder real es, por tanto, algo más que la autosatisfacción y el control de los demás. Aquellos gobernantes que solo sirven a sus propios deseos están destinados a volverse adictos a la gratificación y, por lo tanto, gobernados por el vicio, no por la virtud.

Sócrates sostiene que el poder real es el control de su propio cuerpo y alma: la autodisciplina para actuar con justicia, vivir virtuosamente y no tener necesidades adictivas. Esto constituye la reflexión de Platón sobre el juicio y la condena de Sócrates. El filósofo fue acusado de corromper a la juventud y condenado cuando se negó a admitir haber actuado mal. El objetivo de Platón es demostrar que su maestro murió defendiendo el verdadero poder y la virtud frente a jueces débiles movidos por un poder falso.

Autocontrol

La autodisciplina es crucial para alcanzar la virtud, según Sócrates. Llevar una vida virtuosa es el camino hacia muchos otros factores clave en una sociedad civilizada, como la justicia y el poder. El poder personal proviene de moderar gradualmente las necesidades hasta convertirlas en nada; la justicia se logra equilibrando el poder compartido; la virtud es la armonización del cuerpo y el alma en aptitud, justicia y bondad. Los principales argumentos de los diálogos se resuelven a través de una referencia al autocontrol. Esta actividad humana básica de la templanza encaja bien con la aspiración cultural ateniense a la armonía y que expresaron en su teatro, arquitectura, escultura y filosofía.

Virtud

La virtud es el tema central de Gorgias y de la filosofía de Platón. En el diálogo no se define en sí mismo, pero su naturaleza se aclara a través de referencias a otras cualidades. La virtud aparece como un compuesto de los otros temas básicos como el autocontrol, la justicia y el poder, todos relacionados con la bondad. La vida virtuosa es el resultado de practicar estos comportamientos que se resumen en la abstracción que Sócrates llama virtud. 

El problema de cómo vivir una buena vida fue crucial dado que tanto Platón como su maestro estaban tratando de resolver cómo convivir en la polis. Los atenienses encontraron una respuesta inicial en la democracia, un sistema de poder de abajo hacia arriba, en lugar de la tiranía, el sistema de arriba hacia abajo. Las virtudes cívicas discutidas en Gorgias que nos permiten vivir en una sociedad civilizada son cuestiones que todavía estamos reflexionando hoy en día en las sociedades occidentales.

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