- La ciudad de Dios por Agustín de Hipona



Contexto

Neoplatonismo

Esta fue la filosofía dominante entre los grecorromanos desde el siglo V hasta el imperio árabe en el siglo VII. Ofreció una teoría completa del universo y el lugar del individuo en él. Fue una gran síntesis de la tradición helenística hasta entonces (a excepción del epicureísmo que rechazó). También era una filosofía idealista que creía en el dominio de la mente (nous) sobre la materia. Su segundo principio era monista y sostenía que hay una sola causa, considerada divina, que podría explicarlo todo. Se cree que este principio es un Ser consciente.

Plotino (204-270) es considerado el fundador del neoplatonismo. Egipcio, estudió en Alejandría y se trasladó a Roma hacia el 245 donde fundó su escuela filosófica. El neoplatonismo tuvo tanto éxito que al final del Imperio Romano de Occidente los cristianos lo enseñaron en Alejandría y lo estudiaron en Atenas, Constantinopla, Bagdad y otros centros.

En 412, Cirilo, un antiplatónico intenso, fue ascendido al cargo de Patriarca de Alejandría. Tres años después, Hipatia, que enseñaba la filosofía neoplatónica en Alejandría, fue atacada y asesinada por una multitud en medio de la calle. Su muerte marcó el final de la enseñanza del platonismo en todo el Imperio Romano. Fue reemplazado por el cristianismo. Agustín de Hipona trabajó para reconciliar la tradición neoplatónica con el cristianismo.

Filosofía cristiana

Agustín de Hipona nació en 354 en Tagaste (Argelia), una ciudad provincial romana. Su madre, berebere, era católica, pero Agustín dejó la iglesia para seguir el credo maniqueo.

Se convirtió gracias a su amistad con Ambrosio, obispo de Milán, cuyos sermones, hábilmente retóricos, convencieron a Agustín de volver al catolicismo. Su libro Confesiones es el relato de su conversión. 

Abrazó el neoplatonismo leyendo a Plotino y su objetivo se convirtió en redactar una síntesis del neoplatonismo y el cristianismo. Las principales preguntas que planteó fueron:

- ¿Cuál es la relación entre un Dios infinito y su creación finita? No es una relación temporal o espacial, sino entre Creador y creación.

- El problema del mal. ¿Cómo pudo un Dios de bondad haber creado el mal en el mundo? Según Agustín, el mal no existe en sí mismo, como sostenían los maniqueos, sino que era la privación del bien.

Sin embargo, el neoplatonismo no puede conducir a la salvación, según Agustín, porque no acepta la mediación de Cristo.

En 388 regresó a Tagasta y fundó un monasterio donde se hizo famoso por sus sermones y su lucha contra los maniqueos. En 391 fue ordenado sacerdote y 5 años más tarde coadjutor del obispo de Hipona. Al ingresar al obispado luchó contra las herejías del donatismo y el pelagianismo.

El saqueo de Roma tuvo lugar en 410. Los Vándalos saquearon Roma y se difundió el rumor de que era culpa del cristianismo porque había negado los sacrificios a los dioses paganos y que el imperio debía volver a sus dioses tradicionales. Agustín murió en 430 con los Vándalos a las puertas de Hipona.

Resumen

Agustín comenzó a componer La ciudad de Dios en 413 y pasó el resto de su vida escribiendo esta defensa del cristianismo, un total de 22 libros. El tratado sostiene que Dios había destruido la ciudad del hombre (Roma) para preparar a la humanidad para la ciudad de Dios (el cielo). 

Agustín encontró la verdad en el platonismo que ve a Dios como la realidad última. Sin embargo, a pesar de reconocer a un solo Dios, los neoplatonistas rechazan la encarnación de Cristo. Agustín analiza los puntos positivos y negativos del neoplatonismo y aborda el problema de su no reconocimiento de Cristo como mediador. El neoplatonismo desprecia el cuerpo, pero Agustín sostiene que la encarnación sintetiza la divinidad y la mortalidad y redime el cuerpo rechazado por los neoplatonistas.

La metáfora principal empleada por Agustín es la ciudad celestial de Dios que tiene una naturaleza dual. Es terrenal, ya que es una comunidad de creyentes que se somete a la voluntad de Dios y muestra compasión divina en el mundo. También existe en la vida más allá donde ningún espíritu pagano puede llevarte.

Los libros 1-10 critican el sistema religioso pagano basándose en argumentos de la historia precristiana de Roma que Agustín describe como desastrosa, llena de plagas, asesinatos y tragedias. Pregunta por qué sus dioses paganos no fueron de más ayuda entonces. Desdeña el ritual pagano por teatral, hipócrita e inmoral. Añade que estos ritos son tan vergonzosos que incluso los dioses paganos no los querrían. Contrasta el panteón de los dioses romanos, lleno de comportamientos escandalosos e inmoralidad, con la ética cristiana y la promesa de una mejor vida futura que les permite soportar incluso el saqueo de la ciudad.

- El libro 1 sostiene que la desgracia le sucede a todo el mundo y que el cristianismo no tiene la culpa.

- Los libros 2 y 3 muestran que la caída de Roma no es única, ya que la ciudad había sufrido calamidades antes, incluso mientras se adoraba a los dioses paganos, pero no hicieron nada para salvarla. Señala que los romanos se habían debilitado debido a su propia corrupción moral y espiritual.

- El libro 4 propone otro punto de vista. Agustín sostiene que Roma había resistido durante siglos porque era la voluntad de Dios, no debido a los dioses paganos que eran inmorales.

- El libro 5 aborda el concepto del destino pagano. Agustín sostiene que Dios había recompensado a los antiguos romanos por sus vidas virtuosas aunque no lo adoraban:

"1. Que la causa del imperio romano, y de todos los reinos, no es fortuita ni consiste en la posición de las estrellas.

La causa, entonces, de la grandeza del Imperio Romano no es ni fortuita ni fatal, según el juicio u opinión de quienes llaman fortuitas aquellas cosas que tienen causas, o no, o aquellas que no proceden de algún orden inteligible, y aquellas cosas fatales que suceden independientemente de la voluntad de Dios y del hombre, por la necesidad de un cierto orden. En una palabra, los reinos humanos son establecidos por la providencia divina. Y si alguien atribuye su existencia al destino, porque llama a la voluntad o al poder de Dios mismo con el nombre de destino, que mantenga su opinión, pero corrija su lenguaje. Porque, ¿por qué no dice al principio lo que dirá después, cuando alguien le pregunte qué quiere decir con destino? Porque cuando los hombres escuchan esa palabra, de acuerdo con el uso ordinario del idioma, simplemente entienden por ella la virtud de esa posición particular de los astros que puede existir en el momento en que alguien nace o se concibe, que algunos separan por completo de la voluntad de Dios, mientras que otros afirman que esto también depende de esa voluntad. Pero aquellos que opinan que, aparte de la voluntad de Dios, las estrellas determinan lo que haremos, o qué cosas buenas poseeremos, o qué males sufriremos, deben ser rechazados por todos, no solo por aquellos que sostienen la religión verdadera, pero por aquellos que desean ser adoradores de cualquier dios, incluso dioses falsos."

Los libros 11-22 describen la doctrina de las dos ciudades: terrenal y celestial.

- Los libros 11-13 relatan cómo la Biblia inspiró a Agustín a usar la ciudad como metáfora.

- Los libros 14-17 detallan la prehistoria de la Ciudad del cielo desde Génesis hasta Salomón.

- El libro 18 refleja el tema anterior que muestra la prehistoria de la ciudad en el mundo desde Abraham hasta los profetas.

- El Libro 19 predice los fines de las dos ciudades y describe la naturaleza del Bien supremo. Indica que la paz y la felicidad de la ciudad celestial se pueden experimentar en la tierra.

- Los libros 20-22 explican el Juicio Final y sus referencias en la Biblia.

- El libro 22 relata el final de la ciudad de Dios que marcará el comienzo de la felicidad eterna y la inmortalidad.

"3. De la promesa de eterna bienaventuranza para los santos, y de castigo eterno para los impíos. Todos se hallarán escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo (o, como algunos lo interpretan, en el montículo) de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y eterno desprecio. Y en otro lugar del mismo profeta: "Los santos del Altísimo tomarán el reino, y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos". Y un poco después dice: "Su reino es una eternidad reino. " Otras profecías que se refieren al mismo tema que he adelantado en el libro vigésimo, y otras aún que no he adelantado, se encuentran escritas en las mismas Escrituras; y estas predicciones se cumplirán, como también las que se han cumplido. Los hombres incrédulos supuestamente serían frustrados. Porque es el mismo Dios quien prometió ambos."

Comentario

Las Confesiones eran una teología del yo y La Ciudad de Dios es una teología de lo social.

Agustín aplica el análisis teológico a la historia comenzando con la Creación, luego los Estados políticos (La Ciudad del Mundo) que conducen al reino de Dios (La Ciudad de Dios) que describió al final de Las Confesiones donde el yo progresó hasta la plenitud en Dios. De la misma manera la sociedad se completará en el reino de Dios.

Junto con una historia teológica, el autor construye una filosofía social donde la ética y la política se unen en la revelación divina. Agustín no se muestra de acuerdo con Platón al afirmar que las escrituras nos enseñan el bien, el mal y el propósito de la vida humana.

Hay 4 elementos básicos en su historia social de La Ciudad de Dios:
- La iglesia es un establecimiento divino que conducirá a la humanidad a la bondad eterna, Dios.
- El estado enseña la ética de la política y la mente para construir una comunidad política.
- La ciudad del Mundo está destinada a quienes recibirán la condenación eterna.
- La ciudad del Cielo es para los predestinados a la salvación.

A partir de esta estructura, Agustín extrae su teoría de la justicia, que vendrá del adecuado reparto de las cosas necesarias para la vida, que Dios distribuye libremente, como el aire, el agua y la luz. La humanidad debe seguir la ciudad del Cielo para respetar el orden natural y así lograr la paz.

La Ciudad de Dios se plantea como un desafío a la sociedad que debe elegir de qué ciudad quiere formar parte. Agustín señala las opciones. Concluye que el propósito de la historia es seguir el plan de Dios llenando la Ciudad del Cielo de ciudadanos virtuosos. Dentro de este gran plan la caída de Roma palidece en insignificancia.


Temas

Maniqueísmo

El culto al maniqueísmo comenzó en el norte de África en el siglo III d.C. Fue una combinación de creencias cristianas y zoroástricas que enseñaron que la realidad era una batalla entre las dos fuerzas: la bondad de un Dios que quiere eliminar el sufrimiento y Satanás que causa la aflicción. El maniqueísmo creía que toda la materia, incluido el cuerpo humano, es producto de Satanás y, por lo tanto es malo, mientras que el alma está hecha de luz. Satanás es el máximo responsable del mal y la desgracia.

Agustín se adhirió a las creencias maniqueas durante sus días de estudiante, pero finalmente abandonó el culto porque creía que los humanos tienen libre albedrío y por lo tanto pueden causar sufrimiento en el mundo. Posteriormente cambió para aceptar los principios del neoplatonismo desarrollados por Plotino, un seguidor de Platón.

Neoplatonismo 

Plotino (204-270 d.C.) reformuló la filosofía de Platón en un sistema de pensamiento llamado neoplatonismo. Plotino explicó el mal usando la distinción de Platón entre el mundo físico de la materia cambiante y el mundo ideal de las Formas imperecederas. El mundo físico no es cognoscible porque cambia, el verdadero conocimiento reside en las Formas perfectas de las cuales el mundo sensorial es sólo una copia.

Los neoplatinistas hicieron uso de esta distinción para explicar la diferencia entre cuerpo y alma. El cuerpo es la raíz del mal y el alma aspira a vivir en el reino de las Formas ideales. Agustín encontró en Plotino la idea de que los humanos no están sujetos al mal, sino que causan sus propios males. Sin embargo, no estaba de acuerdo con el neoplatonismo en la verdadera naturaleza de los humanos, que veía como cuerpo y alma juntos. Los seres humanos traen aflicción sobre sí mismos al elegir activamente el mundo físico corruptible en lugar de las formas espirituales. Propone el libre albedrío como raíz del mal, ya que podemos elegirlo mediante acciones y palabras. Más tarde, desarrolló sus conceptos para incluir la idea de que realmente no podemos entender por qué existe el sufrimiento porque no podemos comprender la mente de Dios.

El problema del mal

La cuestión del mal en el mundo tocó personalmente a Agustín. Vivió en tiempos en los que el Imperio Romano se estaba desmoronando, perdió a su madre, luego a su hijo y también a su amante. Su fe en Dios dependía de responder a preguntas sobre el sufrimiento en el mundo.

El autor aborda el problema del mal desde las bases filosóficas del maniqueísmo y el neoplatonismo. Vincula el mal y el libre albedrío. Los seres humanos eligen libremente sus acciones y el mal es el resultado de algunas de estas elecciones. Los males naturales están incluidos en el esquema porque la humanidad los considera malvados. La enfermedad, por ejemplo, se propaga porque los humanos se ponen en peligro. Más tarde, Agustín ofreció una explicación más teológica diciendo que lo que nos parece malo puede no serlo a los ojos de Dios, por lo que no debemos juzgar el juicio de Dios. 

"Cuál es la causa de la bienaventuranza de los ángeles buenos, y cuál es la causa de la miseria de los impíos.

Así, la verdadera causa de la bienaventuranza de los ángeles buenos es esta, que se aferran a Aquel que es supremamente. Y si preguntamos la causa de la miseria de los malos, se nos ocurre, y no sin razón, que son miserables porque han abandonado a Aquel que es supremamente, y se han vuelto hacia sí mismos que no tienen tal esencia. Y este vicio, ¿qué más se llama orgullo? Porque "el orgullo es el principio del pecado". No estaban dispuestos, entonces, a conservar su fuerza para Dios; y como la adhesión a Dios era la condición para disfrutar de un ser más amplio, la disminuían prefiriéndose a la Divinidad. Este fue el primer defecto, y el primer empobrecimiento, y el primer defecto de su naturaleza, que fue creado, no, de hecho, con existencia suprema, sino encontrando su bienaventuranza en el goce del Ser Supremo.

Conocimiento

Agustín trató de demostrar que la certeza es filosóficamente posible. Primero argumentó que con la aceptación de la probabilidad, implícitamente asumimos que existe certeza, ya que "probablemente verdadero" implica que existe cierta verdad. Sin verdad no hay probabilidad. Su segundo argumento es decir que la felicidad es el resultado de la sabiduría adquirida. Afirmar que la sabiduría es inalcanzable es decir que la felicidad es imposible. El tercer argumento que usa Agustín es él de los sentidos. Insiste en que son confiables y que la mente puede comprender independientemente de la información sensorial, por lo que debe ser incluso más confiable que los sentidos. Como punto final el autor afirma que nuestros estados mentales están fuera de toda duda, ya que sabemos que estamos pensando. Incluso si decimos que estamos siendo engañados, este engaño prueba que existimos.

Predestinación

Agustín se opuso a la doctrina pelagiana del libre albedrío que cuestionaba el pecado original y enseñaba que las acciones virtuosas eran el resultado de los propios esfuerzos morales de los humanos. Las personas ganaban la entrada al cielo a través de su propio comportamiento moral. Agustín declaró esto herético. Enseñó que antes de la Caída, Adán y Eva habían tenido libre albedrío, pero que solo la gracia de Dios permite que los humanos sean virtuosos. Heredamos el pecado original de Adán y merecemos la condenación, pero por la gracia salvadora de Dios hay personas que han sido escogidas para ir al cielo. Estos son los elegidos.

Agustín encontró la base de su argumento en los textos paulinos, particularmente en Romanos 8:29-30, que parece implicar la predestinación, si se toma de forma aislada. Calvino luego adoptó la doctrina de la doble predestinación (al cielo o al infierno), pero esta fue rechazada por la Iglesia Católica en el Concilio de Orange en 592.

Sin embargo, la predestinación es aceptada por la Iglesia Católica. La lógica de la enseñanza es que Dios tiene un plan para cada ser humano, pero debemos elegir cumplirlo. La predestinación se refiere al preconocimiento de la Divinidad de nuestra aceptación o rechazo individual de nuestro destino.

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