Experiencia y naturaleza por Dewey


Contexto

John Dewey (1859-1952) llamó al Modernismo un “nuevo temperamento intelectual”. Formó parte de los nuevos pensadores profesionales modernos estadounidenses que aceptaron la responsabilidad de ayudar a su cultura a aceptar el mundo moderno de cambio social y diversidad, mientras abogaban por la negociación de diferencias. Su contribución fue promover el pragmatismo.

Dewey creía que la característica tradicional de la filosofía occidental radicaba en la suposición de que lo que se puede conocer y lo real son inmutables, perfectos y eternos. Esta creencia se basaba tanto en las Formas de Platón como en el Dios cristiano, un ser puro, estático y trascendente. El corolario es que todo lo que cambia es imperfecto y menos real. René Descartes expresó otra versión del mismo supuesto al presentar toda experiencia como subjetiva y exclusivamente mental, de manera que no puede ofrecer evidencia del mundo físico. Esta tradición introdujo una profunda división entre la Realidad y la variedad de la experiencia humana.

El autor rechazó cualquier dualismo entre la experiencia y el ser y propuso que todas las cosas están sujetas a cambios. Negó la existencia de seres estáticos y la inmutabilidad. También desechó el concepto de Descarte de experiencia subjetiva pura porque el sujeto humano es parte de la naturaleza y las experiencias forman parte de un proceso de eventos mundanos. Argumentó que los humanos deberían centrarse en adaptarse a los cambios, no en intentar trascenderlos.

Como filósofo, adoptó un enfoque pragmático al que llamó "naturalismo cultural" e "instrumentalismo". Esto fue un intento de reconstruir la filosofía siguiendo a William James. Dewey también buscó desintelectualizar la filosofía y enfocar el pensamiento en las condiciones sociales y los valores cotidianos. También restableció la filosofía dentro de la teoría evolutiva darwiniana, donde la adaptación al cambio es una constante.

Dewey fue uno de los fundadores del pragmatismo estadounidense, iniciado por Peirce y continuado por James, entre otros. James había enfocado la realidad, no como datos estáticos, sino como un constante cambio, argumentando que lo físico es confuso. Esto fue adoptado por Dewey.

Otro concepto que abrazó desde el pragmatismo temprano fue el valor de la experimentación. Muchos pragmáticos se inspiraron en los avances científicos contemporáneos y, de hecho, eran científicos en ejercicio. Siguiendo el credo científico Dewey rechazó el concepto de aceptar cualquier idea como una interpretación infalible de la realidad.

Dewey centró su crítica en los dualismos de la metafísica y la epistemología tradicionales: mente/cuerpo, naturaleza/cultura, yo/sociedad y razón/emoción. Reconstruyó sus divisiones como partes integrales de una continuidad mayor. Sostuvo que el pensamiento humano no se encuentra fuera del mundo que está tratando de conocer, ya que conocer no es un intento de descubrir lo "real", sino una de las formas en que los humanos enfrentan los problemas. Las mentes no son observadores pasivos, sino que trabajan activamente, adaptándose, innovando y experimentando con ideas basadas en la práctica. El conocimiento, para Dewey, surge a través del cálculo racional y el uso de las emociones.

Además de publicaciones académicas, Dewey escribió sobre temas públicos de la época, como la libertad humana, la alienación económica, las relaciones raciales, el sufragio femenino, la guerra y la paz y la educación. Aplicó la retroalimentación entre las ideas y la práctica para que su investigación pública alimentara sus teorías.

Resumen

Experiencia y naturaleza se publicó en 1925. Consta de 10 capítulos.

I. Experiencia y Método Filosófico describe las características generales de la naturaleza y la experiencia. Afirma que no están separados, como sostenían los filósofos anteriores. Él identifica este concepto erróneo como "la falacia del énfasis selectivo", ya que optaba por uno u otro. Propone la adopción de un "naturalismo empírico" al reconocer que nuestras creencias deben estar relacionadas con las experiencias que las produjeron:

“En las ciencias naturales hay una unión de experiencia y naturaleza que no se acepta como una monstruosidad; por el contrario, el investigador debe usar métodos empíricos si sus hallazgos han de ser tratados como genuinamente científicos. El investigador asume como cosa natural que la experiencia, controlada de maneras específicas, es la vía que conduce a los hechos y leyes de la naturaleza”.

II. La existencia como precaria y como estable. Dewey describe las dos características básicas de la existencia: la precariedad y la estabilidad. Argumenta que la tradición filosófica se equivocó al enfatizar uno e ignorar el otro:

“Una filosofía que acepta el método denotativo o empírico acepta en todo su valor el hecho de que el pensamiento reflexivo transforma la confusión, la ambigüedad y la discrepancia en iluminación, definición y consistencia”.

III Naturaleza, Fines e Historias. El filósofo aborda "las experiencias consumatorias" que son momentos de la vida, limitados en el tiempo, pero con una cualidad unificada. (Escritores literarios como Joyce los llamaban 'epifanías', una característica común de la literatura modernista). Para Dewey todas las experiencias estéticas tienen esta cualidad de consumación:

“La experiencia humana en general, en sus rasgos toscos y conspicuos, tiene, como uno de sus rasgos más llamativos, la preocupación por el disfrute directo, los banquetes y las festividades; ornamentación, danza, canto, pantomima dramática, narración de cuentos y representación de historias”.

IV. Naturaleza, Medios y Conocimiento. Dewey insiste en que la teoría científica no es un mundo diferente al de la consumación. La ciencia estudia los patrones de la experiencia para anticipar la consumación. Él define la verdad como:

 “...procesos de cambio dirigidos de tal manera que logren una consumación prevista”. 

V. Naturaleza, Comunicación y Sentido. El autor analiza el significado, la comunicación y el valor dentro de la naturaleza y la experiencia. Describe el lenguaje, no como expresión, sino como comunicación, afirmando que es un evento social. Critica la filosofía tradicional que concebía el lenguaje como una cosa, separándolo de su uso y concluyendo que contenía esencias:

"... los pensadores clásicos crearon un cosmos según el modelo de la dialéctica, otorgando a las distinciones racionales el poder de constituir y regular; los pensadores modernos compusieron la naturaleza según el modelo de lo personal."

VI. Naturaleza, Mente y Sujeto. En este capítulo el autor analiza el surgimiento de la subjetividad y la autoidentidad en la naturaleza. Entiende al yo como el centro de las energías organizadas y subraya las relaciones sociales del yo. Su argumento es que el yo no es una presencia independiente, sino que los humanos deben concebirse a sí mismos como individuos sociales en la naturaleza.

“La personalidad, la individualidad, la subjetividad son funciones eventuales que emergen con interacciones orgánicas y sociales complejamente organizadas."

VIII. Naturaleza, Vida y Cuerpo-Mente. Dewey renueva su crítica a las tradiciones filosóficas clásicas, medievales y modernas sobre la relación entre cuerpo y mente que, según él, son confusas.

- “Para los griegos, toda vida era psique, pues era automovimiento y sólo el alma se mueve a sí misma.”

- “En el cristianismo paulino y sus sucesores, el cuerpo es terrenal, carnal, lujurioso y apasionado; el espíritu es divino, eterno; la carne es corruptible; espíritu incorruptible. El cuerpo fue concebido en términos de menosprecio moral teñido de religión sobrenatural."

- En el pensamiento medieval: "...cuando los hombres dejaron de interpretar y explicar los hechos en términos de potencialidad y actualidad, y recurrieron a la causalidad, la mente y la materia se enfrentaron en total desemejanza; no había intermediarios para sombrear gradualmente el negro del cuerpo en el blanco del espíritu.” 

Para reemplazar estas tradiciones, Dewey propone que lo físico y lo mental no son diferentes tipos de Ser, sino diferentes formas de organizar la experiencia y la naturaleza.

VIII. Existencia, Ideas y Conciencia. Esta es una discusión sobre la naturaleza y el papel de la conciencia. Dewey sostiene que la conciencia no solo es inmediata (conciencia de objetos y significados) sino también relacional y social. Para él, la mente es un sistema y la conciencia es un foco:

“Es esta doble relación de continuación, promoción, acarreo y de detención, desviación, necesidad de suplementación, la que define esa focalización de significados que es conciencia, percatación, percepción. Todo caso de conciencia es dramático; el drama es una mejora de las condiciones de la conciencia.”

La conciencia depende del contexto y el contexto afecta el significado.

IX. Experiencia, Naturaleza y Arte. Por 'arte' el autor entiende la experiencia consumatoria, que es un resumen de todo el libro. Analiza la conexión entre medios y fines y concluye que los medios son para los fines que están presentes durante la búsqueda de los medios.

 “…todas las actividades inteligentes de los hombres, ya sea que se expresen en la ciencia, en las bellas artes o en las relaciones sociales, tienen por cometido convertir los vínculos causales, las relaciones de sucesión, en una conexión de medio-consecuencia, en significados. Cuando se logra la tarea, el resultado es arte: y en el arte todo es común entre medios y fines."

X. Existencia, Valor y Crítica. Aquí el autor propone una visión de la filosofía como crítica y la relaciona con la experiencia, los valores y la naturaleza:

 “... la filosofía es inherentemente crítica, teniendo su posición distintiva entre varios modos de crítica en su generalidad; una crítica de las críticas, por así decirlo."

Temas

Los precarios

La precariedad es parte de la epistemología de Dewey. Para él pensar, y por tanto conocer, es una respuesta a los aspectos cambiantes e inestables de la naturaleza, ya que un evento precario interrumpe la experiencia y la convierte en un problema. Los obstáculos, las perturbaciones, los peligros, las sorpresas, la crueldad arbitraria y la amabilidad inesperada son ejemplos de lo precario. Para Dewey, los ideales, normas y conocimientos humanos están ligados a la precariedad de la naturaleza en constante cambio, concepto basado en la evolución darwiniana.

Dewey pensaba que todo lo que ocurre en la vida es un evento natural, ya que somos parte de la Naturaleza y eso necesariamente conlleva incertidumbre. Esto se extiende a los valores sociales, las ideologías y los conocimientos humanos, todos ellos inmersos en la imprevisibilidad.

Historias

Otro de los rasgos de la naturaleza de Dewey, desarrollado en su metafísica, es la continuidad dentro de los cambios de los procesos naturales. Para él la historia consistía en procesos de cambio que tenían un objetivo claro. Argumentó que una vez identificados, estos procesos históricos podrían modificarse y variar su resultado. Esto implica que nadie está predestinado por naturaleza, temperamento, carácter o rol social, por lo que el desarrollo individual siempre es posible.

El interés de Dewey por la educación se basaba en esa creencia. Su teoría de la educación afirmaba que los individuos aprendían a través de experiencias e interactuando con su entorno. Esta interacción les lleva a desarrollar nuevas ideas y prácticas, que a su vez retroalimentan sus experiencias e interacciones sociales.

Finaliza

El concepto tradicional, aristotélico, de causa final, la concibe, teleológicamente, como una meta. Los fines morales son absolutos: la felicidad, el bien general...

Dewey interpreta los fines como los resultados conscientemente construidos de una historia. Experimentamos intrusiones espontáneas de lo precario en nuestro mundo ordenado, por lo que debemos analizar la situación y pensar en los cambios necesarios para lograr nuestros objetivos. Considera un buen resultado cualquier meta construida que permita al individuo desarrollarse teniendo en cuenta la precariedad de la situación.

Pragmatismo

Dewey llamó a su versión del pragmatismo "instrumentalismo", el concepto de que el conocimiento es el resultado de la correlación de eventos y procesos de cambio. Para estudiar esta relación necesitaba introducir variaciones experimentales para concluir cómo se correlacionan las diferencias y medirlas. Por ejemplo, los experimentos pueden buscar comprender cómo cambian las enfermedades según los tratamientos, o cómo los estudiantes aprenden mejor según los métodos de instrucción.

Siguiendo el pragmatismo tradicional, el autor creía que las ideas eran herramientas que los humanos usaban para dar sentido al mundo. Para él, los conceptos eran planes de acción para pronosticar eventos futuros: por ejemplo las ideas sobre las vacunas predecirán su futura eficacia contra la enfermedad. La experimentación es lo que prueba la precisión de estos pronósticos. Esta instrumentación pragmática se basa en el concepto de que las ideas permitirán a los humanos dirigir los eventos naturales y los procesos sociales en beneficio de todos.

Moralidad

Dewey no ofreció una respuesta a cómo el instrumentalismo podría determinar la diferencia entre el bien y el mal. Sin embargo, propuso la democracia como fuente de valores morales para orientar a los tomadores de decisiones hacia el desarrollo humano. Reconoció la falibilidad del proceso democrático en que, a diferencia de la religión, la filosofía o las ideologías políticas, no proporciona absolutos morales. Lo consideraba un procedimiento colaborativo, una inteligencia social, y confiaba en que la gente bajo un régimen democrático cooperaría honestamente en la investigación experimental.

Encarnación

La teoría de la mente de Dewey se basa en varias ideas: el naturalismo, el no reductivismo y la orientación al proceso.

Respecto al naturalismo, Dewey insistió en utilizar investigaciones empíricas extraídas de varias fuentes: ciencias naturales y sociales. Rechaza cualquier explicación que se base en lo sobrenatural o la pura racionalidad.

Dewey también tuvo cuidado de evitar cualquier tendencia reduccionista que pusiera límites a las explicaciones de determinadas ciencias. Entendió que ningún relato, científico o filosófico, cuenta jamás toda la historia. Concluyó que debe haber múltiples niveles de explicación para los fenómenos mentales, incluidas las experiencias artísticas y estéticas.

El aspecto de su enfoque orientado al proceso significó que siempre consideró la experiencia y el pensamiento como procesos de interacción entre los organismos y su entorno. Se negó a creer en facultades separadas para las funciones cognitivas o estructuras estáticas para los procesos cognitivos dinámicos.

La referencia fundamental de Dewey es la experiencia. Esto significa la inclusión de todo lo que sucede desde el lado del organismo que experimenta y también desde los entornos complejos con los que interactúa. Él describe la experiencia así:

“...lo que los hombres hacen y sufren, lo que luchan, aman, creen y soportan, y también cómo actúan y son actuados los hombres, las formas en que hacen y sufren, desean y disfrutan, ven, creen, imaginan— en definitiva, procesos de vivencia”.

El argumento de Dewey fue que hemos heredado un enfoque filosófico que fragmenta la experiencia en categorías binarias: procesos subjetivos/objetivos, pasivos/activos, y componentes mentales/físicos que de alguna manera deben ser unificados. Por el contrario, Dewey argumentó que la experiencia es un proceso dinámico que surge de la interacción entre un organismo activo y su entorno.

En su artículo The Reflex Arc Concept in Psychology (1896), cuestionó la interpretación estímulo-respuesta de la experiencia, argumentando que ésta nos llega como unidades que dependen de nuestro compromiso dinámico con nuestro entorno. Critica la interpretación común del arco reflejo que supone que las respuestas sensoriomotoras están separadas, cuando en realidad están coordinadas y derivan su significado:

"... puramente del papel desempeñado en el mantenimiento o reconstitución de las coordinaciones."

Cualquier relato que implique otras interpretaciones no dinámicas de la experiencia es juzgado por Dewey como una falsificación de nuestra experiencia.

Para el autor la 'mente' tiene fundamentos biológicos y es también un fenómeno social. Su desafío es demostrar cómo la conceptualización, el razonamiento y el uso del lenguaje emergen de funciones sensoriomotoras y afectivas. Su respuesta es "el principio de continuidad", lo que significa que la racionalidad ha surgido de actividades orgánicas, pero que es diferente de esas actividades. Es su intento de explicar la "mente" de una manera no dualista, basada en operaciones físicas en seres cuyas capacidades cognitivas han sido moldeadas gradualmente por la evolución.

Explica este enigma en términos de la creciente complejidad e interacción entre eventos naturales. De esta manera surgen nuevas funciones biológicas en cada nivel superior. Así, lo psicofísico evoluciona distintamente de la sensibilidad y el movimiento en los organismos. La capacidad "mental" para conceptualizar, razonar y utilizar símbolos surge en especies seleccionadas y así la mente se encarna:

"En último análisis, el misterio de que la mente utilice un cuerpo, o de que el cuerpo tenga una mente, es como el misterio de que un hombre que cultiva plantas utilice la tierra; o que la tierra en la que crecen plantas deba producir aquellas adaptadas a sus necesidades propias con sus propiedades y relaciones físico-químicas."

Según el autor podemos hablar apropiadamente de mente cuando nuestra interacción con nuestro entorno implica la capacidad de reconocer patrones, hacer distinciones y coordinar comportamientos a través de interacciones simbólicas. La mente es una habilidad evolutiva que existe a través de la interacción corporal con el medio ambiente. Surge de los esfuerzos de ciertos organismos desarrollados que coordinan sus actividades mediante la simbolización.

El enfoque de Dewey es compatible con los puntos de vista dominantes en la neurociencia cognitiva actual que sostienen que organismo y entorno son términos relacionados, definidos por sus interacciones. La mente no existe sin un cuerpo que funcione, ni un cerebro que funcione sin actividad cognitiva que interactúe con el mundo. En Experiencia y Naturaleza, Dewey insiste en esta interconectividad, afirmando que:

“... ver el organismo en la naturaleza, el sistema nervioso en el organismo, el cerebro en el sistema nervioso, la corteza en el cerebro, es la respuesta a los problemas que acechan a la filosofía”. 








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