Capitulos

El segundo sexo por S. de Beauvoir



Contexto

El segundo sexo (1949) debe su estructura a la Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty (1945) y Beauvoir aplica el análisis fenomenológico al problema general y a los argumentos de las distintas secciones de su libro. Beauvoir sigue el enfoque fenomenológico de Merleau-Ponty en varios aspectos:

- Adopta un enfoque empírico de la experiencia al detallar las condiciones históricas de la subordinación de las mujeres. Los traumas de la iniciación sexual femenina en comparación con los de los varones también son tratados empíricamente.

- Beauvoir también adopta una alternativa idealista al enfoque realista. Su aplicación del análisis económico marxista de las diferencias sexuales es, en su opinión, un factor determinante de la subordinación de las mujeres. También utiliza el psicoanálisis en su diferenciación intelectual entre los sexos.

En otro procedimiento la autora aborda el problema que denomina:

"el prejuicio de que el mundo objetivo existe como una realidad ya hecha y plenamente presente".

La autora presenta evidencias provenientes de artefactos arqueológicos e investigaciones científicas en varias secciones de su libro. Por ejemplo, cita la investigación científica sobre la multiplicación de animales unicelulares. También utiliza narrativas basadas en diferentes tipos de experiencia: percepción, pensamiento, memoria, imaginación, emoción, deseo, volición, conciencia corporal, acción corpórea y actividad social.

Alejándose del existencialismo de Sartre, Beauvoir amplía el concepto de intencionalidad señalando el doble punto de vista del "individuo" y el "Otro". Contrariamente a la visión de Sartre del Otro como el Infierno, Beauvoir ve al Otro como algo necesario para su libertad. Para Sartre, el Otro existe en oposición al Yo; para Beauvoir, el Yo y el Otro son recíprocos. Propone que ésta es la diferencia entre los sexos y el camino hacia su reconciliación.

Beauvoir también toma prestado de Husserl el concepto de reciprocidad, que se refiere a la implicación tanto del lector como del escritor. Significa que tanto el Yo como el Otro son sujetos. Beauvoir lo expresa así:

"La verdadera alteridad es la de una conciencia separada de la mía e idéntica a la mía".

El lector de su libro no es un Otro alienado, sino un participante y creador.

Sartre ejerció una influencia evidente en Beauvoir, ya que ambos colaboraron durante medio siglo. El énfasis de ambos estaba puesto en el papel público del ciudadano, ya que el pensamiento existencialista consideraba que en un mundo sin Dios los valores morales dependían del individuo. Beauvoir interpretó esto como un llamado a vincularse con los demás e incitar a la acción, trascendiendo la interioridad del yo.

Beavoir rompió con el existencialismo de Sartre al proponer la cooperación del individuo con los demás como base de las acciones éticas en pro de la libertad. La pasividad se considera de mala fe.

Resumen

El segundo sexo se estructura en dos volúmenes: Hechos y mitos , un intento de deconstruir los estereotipos culturales, y Experiencia vivida, una explicación sobre cómo las mujeres realmente experimentan el sexismo a diario. El volumen 1 se divide en tres secciones; en cuatro en el volumen 2. Las partes también se subdividen en capítulos y el conjunto se encierra en una Introducción y una Conclusión.

La pregunta inicial del libro, en la Introducción, es “¿Qué es la mujer?” y la autora responde afirmando que el hombre siempre ha sido Uno y la mujer, Otra, y que las mujeres son cómplices de esta jerarquía. El libro pretende analizar cómo la mujer se convirtió en Otra y sus consecuencias desde el punto de vista tanto del hombre como de la mujer.

La autora considera que la oposición binaria hombre/mujer es una conveniencia lingüística, no una realidad social. Ambos son individuos, pero la mujer es un objeto sexual, un cuerpo para la reproducción, mientras que el hombre puede ser lo que quiera.

En el primer volumen, Beauvoir critica las limitaciones de la biología, el psicoanálisis y el materialismo histórico como teorías para explicar la condición femenina, porque ninguna llega al fondo de la situación de las mujeres. La biología no puede explicar las relaciones humanas; el psicoanálisis no aborda la cuestión de la motivación de una persona; el materialismo histórico se centra demasiado estrictamente en consideraciones económicas como para ver cómo la sexualidad y otros factores también influyen en el trato que los hombres dan a las mujeres.

La segunda parte del Volumen 1 describe cómo se trataba históricamente a las mujeres en la sociedad. Las sociedades primitivas las consideraban inferiores a los hombres. Luego la propiedad privada oprimía a las mujeres al tratarlas como propiedad. La religión también influyó al dar a los hombres la excusa moral para limitar a las mujeres. El capítulo cinco reconoce las mejoras en la condición de las mujeres al otorgarles más derechos. Sin embargo, Beauvoir concluye que en la reproducción, la sexualidad y el trabajo, las mujeres todavía sufren las opresiones tradicionales.

En la última parte del Volumen 1, Beauvoir describe las formas en que los mitos y la literatura representan a las mujeres. Al principio se las consideraba ídolos que representaban la naturaleza y la maternidad. Sin embargo, incluso en esta idolatría, los hombres temían y cosificaban a las mujeres. Beauvoir analiza también obras que mitificaban negativamente a las mujeres. Termina esta sección considerando cómo estos mitos y ficciones afectan a las mujeres en su vida cotidiana. Beauvoir concluye que la mujer solo se volverá plenamente humana:

"cuando se rompe la servidumbre infinita de la mujer, cuando vive para sí y por sí misma".

En el segundo volumen, Beauvoir analiza la experiencia de vida de las mujeres. Repasa los años de formación de la mujer: desde la infancia hasta la adolescencia y su iniciación sexual, que es más traumática que la del hombre. También examina la homosexualidad que afecta a las mujeres que rechazan la esfera masculina.

En la segunda parte del volumen 2, analiza los diferentes roles sociales que desempeña la mujer. Su argumento principal es que las mujeres están limitadas en todos los roles y sus estrategias de afrontamiento las han llevado a ser socialmente más inferiores. La tercera sección del volumen analiza cómo reaccionan las mujeres al dedicarse a sus amantes o al misticismo.

Concluye su libro argumentando que la igualdad sería beneficiosa para ambos géneros, pero que aún no se ha logrado. Señala que los valores tradicionales del matrimonio, la reproducción y la feminidad siguen siendo desafíos para la igualdad sexual. Su reflexión final expresa optimismo en cuanto a la igualdad de oportunidades en el futuro.

Temas 

Inmanencia / Trascendencia

Beauvoir utiliza la palabra inmanencia para describir la esfera históricamente asignada a las mujeres. Se trata de un espacio limitado en el que se espera que las mujeres sean interiores, pasivas y estáticas. Utiliza la palabra trascendencia para designar el lado opuesto del hombre, del que se espera que sea activo, creativo, productivo y que mire hacia el exterior. Sostiene que a cada individuo se le debe permitir la interacción de ambas fuerzas, pero el hombre tradicionalmente ha negado a la mujer el papel trascendente. En opinión de la autora, las mujeres se han visto obligadas a aceptar un papel estrecho y repetitivo. La única salida es a través del hombre, lo que no conduce a ninguna parte. 

Naturaleza vs. crianza

Beauvoir cree que la inferioridad de las mujeres en la sociedad no es consecuencia de diferencias naturales, sino de la educación. En resumen, la discriminación es aprendida. Esto se aplica a los hombres que aprenden su poder, pero también a las mujeres que aprenden a ser pasivas e inmanentes. Beauvoir cree que los niños y las niñas nacen iguales y reciben una educación diferente. Dado que al nacer son iguales, piensa que es posible volver a esa igualdad en la edad adulta. 

Producción versus reproducción

Según Beauvoir, uno de los principales problemas de la mujer es la conciliación de la reproducción y la productividad. Su capacidad productiva le permite participar en la economía de la sociedad. La autora considera que la reproducción y la producción no se excluyen entre sí y que la mujer es a la vez trabajadora y matriz.

Beauvoir cree que las mujeres se han visto limitadas a su función reproductiva desde que han tenido que soportar la carga de tener hijos y criarlos solas. Para que las mujeres puedan incorporarse al mercado laboral en igualdad de condiciones, es necesario reconfigurar la familia nuclear. Esto significa eliminar los estigmas contra las madres solteras y permitir el aborto.

El otro y yo

Según Beauvoir, este concepto binario es el que define la identidad social de hombres y mujeres. Los hombres asumen la identidad de fuerza neutral y positiva y las mujeres son definidas como lo opuesto, la “Otra”. Así como los hombres se identifican como esenciales, centrales e independientes, las mujeres son interpretadas como inesenciales y dependientes.

Sin embargo, la autora subraya que las mujeres asumen esta distinción y aceptan este lugar como no esencial en la sociedad. Insiste en que son ellas las que tienen que cambiar esta etiqueta impuesta por los hombres.

Autoalienación

Para Beauvoir, la alienación implica desplazar la propia identidad para corresponderse con algo más en el mundo, en lugar de identificarse con el propio ser. Señala que Freud piensa que esto sucede a través del pene, que los hombres ven como algo externo a ellos mismos. Las niñas pueden identificarse con sus muñecas. Las mujeres mayores se sienten alienadas en sus cuerpos, que la sociedad considera como objetos. Algunas mujeres se alienan a sí mismas en sus amantes o en la religión. En general, la alienación es más destructiva en las mujeres porque se les otorga un papel pasivo en la sociedad.

Mala fe

En la filosofía existencialista, la mala fe se refiere a la negativa a afrontar la realidad. Beauvoir utiliza este concepto para explicar algunas de las contradicciones que enfrentan las mujeres en la sociedad, provocadas por las dolorosas realidades a las que se enfrentan. Por ejemplo, la mujer independiente debe creer que puede conciliar la autonomía y la feminidad. La madre debe creer que aún es necesaria cuando sus hijos se independizan. Como esto implica un autoengaño constante, la autora piensa que es un efecto de la imposición de limitaciones por parte de la sociedad a las mujeres.


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